jueves, 21 de enero de 2016

No tener alas es un simple detalle.

"Per quelli determinati a volare... 
non avere le ali è un semplice dettaglio."

Hace tiempo leí esta frase en la pared de una de las calles de la bella Genova.

Entonces no sabía qué significaba, no por mi escaso italiano, no por mi parquedad lingüística. 

Rondaba en mi mente día tras otro, como una canción mal aprendida.

La frase albergaba secretos y recuerdos a la par. Volar sin alas. 
¿Qué misteriosa pócima podía lograr tal efecto?
Embrujada en un ámbar de sentimientos, 
no lograba hallar la respuesta contundente.
¿Guardaba la magia en la determinación, guardaba el misterio en alzar el vuelo, tal vez eran las alas las que confeccionaban un tumulto en el corazón y un huracán en el cerebro?

Pero no.

La frase era mucho más llana y clara que todo ello.
El secreto estaba en el simple detalle.
El detalle de que se puede si se quiere.
El detalle de que volar no siempre es despegar los pies del asfalto. 
El detalle de que Volar se puede de muchas formas.

El detalle de que se vuela con el corazón.

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