de juegos coloridos,
marcan nuestras huellas
en caminos encendidos.
Confusas horas
de tardes eternas
de mares de zafiro, turquesa y canela.
Cuartos abiertos a sueños
imposibles,
ventanas que esperan
magia indescriptible.
Rincones de vida en páginas
repletas de garabatos
inteligibles
de colores
y violetas.
Verónica Moliher