Del mismo modo que las plantas complementan nuestro cuerpo cuando algo de él está fallando y nos ayudan a volver al equilibrio original de salud; las piedras actúan en nuestro centro, concretamente en nuestra energía, en nuestros chackras, en la parte más espiritual de nosotros mismos, en nuestra alma. Podríamos decir que las plantas actúan sobre nuestro componente fisiológico y las piedras sobre la materia no inteligible o cognoscible pero que, ciertamente, está ahí, existe y sentimos.
Es por eso que cuando una afección no tiene su origen en un desequilibrio físico u hormonal, no es posible curarlo sino sólo enmascarar sus síntomas. Esto es el conocido estado psicológico de la patología, que nos hace somatizar algo y corresponder en apariencia a una enfermedad cuando en verdad se trata de un desequilibrio energético, bien sea por baja autoestima, por sobrecarga de negatividad interna o externa, por pesimismo, tristeza o miedos, entre otras muy diversas causas.
Un concepto verdaderamente complicado del que se pueden escribir manuales y volúmenes sin descanso, ya que es una ciencia que ha llegado hasta nosotros a través de los siglos y que de hecho nació con nosotros desde el principio de los tiempos, que forma parte de nosotros y de nuestra sabiduría interior que nos conecta a plantas y piedras sin razonamiento lógico pero con verdad oculta.
Desde mi blog intentaré transmitir mis conocimientos sobre los poderes de plantas y piedras y así beneficiarnos todos de ellos.
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